Walking on the moon

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domingo, 11 de enero de 2015

El otro día pasó una cosa extraña - Parte 1ª

El otro día me pasó una cosa extraña, una de estas que te hace creer en un orden que excluye las casualidades, que te quita el sueño y te hace preguntar «¿porqué? ».
Caminando hacia el puerto, estaba con mi cabeza jugando, como de costumbre, recorriendo memorias, dejando que el cielo entrara en mis ojos, disparando alguna que otra foto a detalles de la calle, volando sobre la ciudad. Siempre que puedo voy al puerto, pero nunca me había pasado antes algo como lo que voy a contar.

Deslizando la mirada a lo largo de uno de los muelles turísticos, mi atención se quedó atrapada en una página escrita con lápiz, el color gris claro casi transparente. Como a menudo recojo del suelo fotografías, artículos de periódicos y otros objetos que despiertan mi curiosidad, me acerqué al borde de piedra para ver mejor de que se trataba. Atormentado por la sal, el viento y el agua, descansaba un cuaderno. Las hojas se tendían como brazos hacia mí, me saludaban en un rítmico movimiento oscilante, pidiendo un rescate subitáneo. Cogí delicadamente ese cuerpo maltratado y decidí llevarlo a casa, secarlo y darle el cuidado que se merece un náufrago.
Cuando pude finalmente abrirlo sin miedo a dañarlo, me di cuenta de que se trataba de un diario de viaje. No ponía fecha, ni lugar, ni nombre. Estas cien páginas arrugadas, la espesa cubierta de papel marrón, los cantos desgastados, el olor a mar y las manchas que se perseguían en cada página como si de un flip-book se tratara, se convirtieron en mi objeto de estudio y fantasía de los sucesivos días hasta hoy. Durante ese periodo he conseguido descifrar el contenido, dejándome llevar a sitios exóticos, parando la inquietud de la mente en las reflexiones del autor sobre el mundo y el ser humano, contemplando a través de sus palabras las estrellas en el negro cielo de un lugar sin ciudades, sumergiéndome y tratando de vivir con otros sentidos que los humanos a veces olvidamos. 

Vuelve a buscarme el viaje: presente en estas páginas, en la mente de quien las ha escrito, en su piel y en sus manos que han trazado recuerdos, fragmentos de experiencias, selección de escenas vividas. El viaje: de este pequeño objeto hasta mis manos, que lo han rescatado para devolverle un sentido. El viaje: de los pensamientos entre seres vivientes, anulando distancias, idiomas, pertenencias sociales. Me he preguntando si el autor del cuaderno se haya voluntariamente separado de él para que sus escritos llegaran a alguien o si simplemente el cuaderno cobró vida propia y pensó que hubiera sido sabio compartir sus vivencias con los demás. Sea cual sea el «porqué », he sentido un fuerte impulso a transcribir algunas páginas de estas misteriosas memorias, porque creo en la enseñanza de los viajes, en su valor universal de aprendizaje, de conocimiento de uno mismo, de confrontación con culturas distintas. Y porque sencillamente creo en su poesía.

Las páginas empiezan con una pequeña introducción en un idioma extranjero que he tenido que traducir y que suena más o menos así:

«He llegado casi sin darme cuenta, al viaje. Aquí está, delante de mí, acompañado por las estrellas que se despiden, por los jóvenes de vuelta a sus casas después de la fiesta, arrastrando perezosamente los pies.
Esta noche he dormido después de varios días de insomnio. Un periodo muy intenso. Necesito descansar y rodearme de nuevos horizontes.
Camino hacia el bus: ¿vuelvo o parto? Imagino cómo se me pudiera observar desde el exterior. ¿Qué han mirado esos ojos? ¿Qué mirarán?
El cielo se tiñe de lila. Hace una semana he visto otro amanecer. En la playa. Era bello. »

Y sigue:

«Todo fluye. Empieza bien el viaje. Observo los objetos que me rodean, compañeros de la aventura. Un equipaje ligero y manejable.
Esta mañana he vuelto a sentir la sensación del viajero. Ser consciente de la propia condición de tránsito, de ser un huésped, de pertenencia y a la vez de alienación. La emoción del descubrimiento, los pensamientos que acompañan  y nunca callan, la atención despierta en los pequeños detalles, el estar vigile, la absoluta libertad de tomar decisiones y de establecer el ritmo.
Faltan un par de horas para el primer vuelo. Tomo un magnífico desayuno y lucho contra el sopor. No quiero dormir y perder instantes. 
Rugen los motores, la mente es una turbina de pensamientos, recuerdos, fantasías, expectativas y deseos. Rodamos sobre la pista. ¡Empieza el viaje! »


TO BE CONTINUED....



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